Incluyendo las entregadas por instituciones no financieras como Soriana, al cierre de febrero había en México 23 millones 145 mil 784 tarjetas de crédito activas provenientes de 22 entidades, unos 967 mil 689 plásticos menos que en el primer bimestre del año pasado.
 

La cifra se ha ido reduciendo cada dos meses desde dicho periodo, siendo la caída más pronunciada la que se registró entre diciembre del 2013 y febrero del 2014, cuando disminuyó en 257 mil 997 el número de tarjetas.
 

Además, el dato para el primer bimestre de 2014 ha sido el más bajo desde mayo-junio del 2012.
 

Los plásticos que más han caído en el último año son los de Santander Consumo, que en un año se redujeron en 669 mil 661 unidades.
 

En segundo lugar quedan las tarjetas de BBVA Bancomer, que en este plazo pasaron de 7 millones 694 mil 267 a 7 millones 60 mil 175, una caída de 634 mil 92 plásticos.
 

Carlos Capistrán, economista en jefe de la correduría Bank of America Merrill Lynch, considera que éste es un efecto más de la desaceleración de la economía mexicana, que seguirá afectando al consumo durante la primera mitad del 2014.
 

“Lo que sucede cuando hay una desaceleración es que aumenta el desempleo, disminuye la creación de empleos, disminuye el crecimiento de los salarios”, expuso.
 

“Todo eso lo que te lleva es a que las personas tengan un menor ingreso, y un menor ingreso lo que hace es que disminuyas tu gasto privado, eso disminuye el consumo y disminuye la inversión”.
 

Los nuevos impuestos que entraron en vigor con la reforma fiscal contribuyen también a reducir el ingreso disponible de la población, señaló, lo que en parte explicaría también lo pronunciado de la caída en el número de tarjetas a principios de este año.
 

“(Con un aumento de impuestos) la gente tiene menos dinero para gastar y eso se refleja en un menor consumo”, indicó, “lo que a su vez se refleja en menor uso de tarjetas de crédito y menor contratación de tarjetas de crédito”.
 

Para Capistrán, actualmente ya hay algunos factores que apuntan a una recuperación de la actividad económica, como un repunte en las exportaciones y mayor gasto de Gobierno, pero estos tardarán en verse reflejados en el consumo, que comenzaría a fortalecerse hacia el final del año.
 

Fuente: Agencia Reforma