El estudio proporciona una visión de las experiencias de los clientes que acceden y utilizan soluciones y herramientas financieras, y el impacto de esas experiencias en su capacidad para avanzar hacia la seguridad y la salud financiera. El marco de cuatro partes utilizado en el estudio (acceso, uso, seguridad, salud) ilustra el recorrido integral y no lineal de la inclusión financiera. Aunque el estudio se desarrolló en Brasil, la metodología permite que los conocimientos puedan aplicarse en otros países alrededor del mundo. 
 

El estudio, que analizó los comportamientos y necesidades de los consumidores a través de datos cuantitativos seudonimizados y de varias fuentes, y encuestas cualitativas con clientes y no clientes de Nubank, sugiere que Brasil se destaca en América Latina por encontrarse en una etapa de creciente inclusión financiera, con un 70% de penetración de tarjetas (es decir, personas que poseen una tarjeta de débito o crédito, según el Global Findex del Banco Mundial), un 55% de uso de tarjetas y un alto nivel de uso de pagos en tiempo real2.  La eliminación de las típicas barreras de infraestructura para la inclusión financiera convierte a Brasil en un mercado ventajoso para estudiar el proceso y su impacto, independientemente de esos obstáculos. 

Los datos revelaron que proporcionar servicios financieros a las poblaciones no bancarizadas y subbancarizadas (es decir, aquellas que carecen de acceso al crédito y dependen en gran medida del efectivo) puede generar un gran impacto económico y social. El 60% de los clientes de Nubank pasaron del acceso financiero al uso en 24 meses y el 40% en 12 meses, independientemente del nivel de ingresos. El estudio también sugiere que realizar pagos con tarjetas prepago puede ser un trampolín para acceder a productos financieros avanzados. Más de tres cuartas partes (80%) de las personas que utilizaron una tarjeta prepago la usaron como su primer producto financiero, el 67% accedió a productos de préstamo y el 36% progresó en la realización de inversiones.  

 

Si bien siguen existiendo barreras de acceso, es esencial que quienes sí lo tienen aprovechen todos los beneficios de sus cuentas financieras. En Brasil, el 84% de los adultos tiene acceso a servicios financieros, pero pueden carecer de la educación necesaria para avanzar en el camino de la inclusión. El uso activo de productos financieros también puede aumentar la familiaridad y la confianza, lo que aceleraría la inclusión en este ámbito.  
 

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