La tarjeta se reinventa con un diseño de tecnología wearable de Prada, así como en tarjetas artísticas creadas por Rem Koolhaas y Kehinde Wiley.
 

No es para todo el mundo
 

Para obtener uno de los nuevos diseños de la Centurion Card, es necesario el abono de una cuota anual de 5.000 dólares, además de una cuota de iniciación de 7.500 dólares. Los titulares de la tarjeta tendrán así la opción de mantener el diseño “clásico” de la Centurion o de customizar su tarjeta a partir de una plantilla creada por los artistas Rem Koolhaas y Kehinde Wiley.
 

El arquitecto Rem Koolhaas, ganador del Premio Pritzker, se ha convertido en uno de los arquitectos y urbanistas más importantes de su generación. Esa posición le ha llevado a colaborar en esta ocasión junto a AMEX, uniendo sus identidades en una tarjeta artística inspirada en su proyecto Boompjes.
 

 

El proyecto se creó como un encargo de alto nivel para re-urbanizar un barrio de Rotterdam diezmado por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Los dibujos serigrafiados para el proyecto encarnaban una “visión para vivir mejor” y rendían homenaje a OMA, fundado en Rotterdam en 1980, además del solar de Boompjes, aún sin construir. Ese mismo proyecto deconstruido tiene ahora una nueva forma de existir a través de la nueva tarjeta Centurion. “Este fue un proyecto pionero para mí y para OMA, y fue emocionante volver a sumergirse en él y capturar su dinámica en el nuevo diseño de la Tarjeta Centurión”, comentó Koolhaas.
 

Por su parte el retratista estadounidense Kehinde Wiley, que fue elegido para pintar el retrato oficial del ex presidente Barack Obama, se convierte en otro de los protagonistas de esta historia. Su tarjeta Kehinde Wiley x Centurion Art Card incorpora motivos botánicos del cuadro del artista sobre la princesa Victoire de Saxe-Coburg-Gotha. Los retratos llevan vestidos de alta costura diseñados por Riccardo Tisci, que trabajaba en Givenchy por aquel entonces.
 

La pulsera unisex Prada Centurion, de cuero saffiàno negro, que cuenta con la incorporación de un chip de pago oculto, completa la reinvención artística de American Express.