El móvil desplaza a la tarjeta de crédito como medio de pago electrónico.
En China no hay más que pasear por cualquiera de sus poblaciones para ser testigo de la particular revolución que están viviendo los sistemas de pago de la segunda economía del mundo. Ya sea una tienda de lujo, una cadena de comida rápida o un puesto de verduras, el cliente tendrá casi siempre la posibilidad de usar su teléfono móvil para saldar su cuenta, una opción que amenaza con desterrar a carteras y monederos de los bolsillos chinos.
“Es más cómodo y práctico. Hace tiempo que ya no llevo dinero encima, ahora pago todo con el teléfono”, asegura a este diario Diasha Tian, una joven empresaria de la sureña ciudad de Shenzhen. Como ella, miles de compatriotas confían en sus dispositivos móviles para hacer frente al día a día y salen a la calle sin portar ni un yuan encima -un 14% de la población según una encuesta de Ipsos y Tencent-, mientras que un 26% acarrea menos de 100 yuanes (13 euros).
El fenómeno es más visible en ambientes urbanos que rurales. Desde Heilongjiang a Tíbet, cada vez más chinos utilizan sus smartphones para abonar taxis, refrescos en máquinas expendedoras, comida a domicilio, recibos e impuestos o entradas a espectáculos. Según el think tank Better Than Cash Alliance, entre 2010 y 2015, el porcentaje de los pagos digitales en el comercio minorista saltó del 3,5% al 17% y, para sorpresa de algunos, incluso hay ahora mendigos a los que se les puede hacer un donativo vía móvil.
“Es una de las mayores innovaciones tecnológicas con origen en China de todos los tiempos”, asegura el analista de China Market Research Group, Benjamin Cavender. En la base de este cambio se encuetran Alipay y Wechat Pay, los servicios de pago online de los gigantes tecnológicos Alibaba y Tencent, que copan el 54% y el 40% del mercado del pago con teléfono móvil respectivamente (el 30% y el 22% de los pagos electrónicos en general).
El funcionamiento de ambas se basa en el uso de los códigos QR, unas imágenes bidimensionales con un patrón aleatorio de pequeños cuadrados negros sobre fondo blanco capaces de almacenar 300 veces más información que un código unidimensional.
Los datos dan buena cuenta de su éxito. En 2016, de los 731 millones de internautas con los que cuenta el país, un 95% accedió a la red a través de su teléfono móvil, y 470 millones utilizaron sus dispositivos para realizar un pago online. Según iResearch, el volumen de transacciones se disparó durante ese periodo hasta alcanzar los 5,5 billones de euros, una cifra que duplica la lograda en 2015 y multiplica por 50 la cantidad desembolsada por los estadounideneses, el segundo mayor mercado mundial para los pagos cibernéticos.
Cavender subraya que Alibaba y Tencent están en la obligación de respetar unas leyes que le obligan a proporcionar cualquier dato que le soliciten las autoridades. Por eso, muchos temen que estos sistemas se conviertan en un mencanismo más de control para el ya de por sí autoritario régimen chino.
Retirar el dinero de los bancos
A diferencia de Apple Pay u otras plataformas de pago extranjeras, Alipay y Wechat también han ofrecen productos financieros y de inversión que animan a sus usuarios a sacar sus ahorros del banco y almacenarlos temporalmente en sus plataformas. Son fondos como Yuebao, que ofrecen alta rentabilidad, no tienen gastos y son fáciles de gestionar o cancelar a través del propio móvil. Tal es su éxito que, en la actualidad, este fondo cuenta con más de 300 millones de pequeños inversores y un capital superior a los 108.000 millones de euros, más que la suma de los depósitos en cuentas corrientes y a plazo fijo del China Merchants Bank, una de las principales instituciones bancarias privadas china.
Mientras en casa se siguen desarrollando nuevos sistemas biométricos como el recién estrenado Smile to Pay -sonríe para pagar- que permiten al cliente incluso prescindir del móvil a la hora de abonar la cuenta, Alipay y Wechat Pay han iniciado una potente campaña de expansión por el extranjero con el objetivo de dar servicio al cada vez mayor número de turistas chinos (135 millones en 2016) y, poco a poco, integrar en la medida de lo posible a los locales en sus redes de pago.
Fuente: El Mundo, España
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